Mucho se ha escrito en las últimas semanas acerca del posible plagio de Enrique Bunbury a Pedro Casariego por algunas frases de la canción «El hombre delgado que no flaqueará jamás», primer single de Hellville Deluxe, el nuevo trabajo del ex-líder de HdS.
Lo que nadie parece tener en cuenta es que la inspiración nos llega a todos gracias a disparadores externos.
The Thin Man (El Hombre Delgado) es, según la Wikipedia: la mencionada novela de misterio de 1933; una serie de películas basadas en la novela: The Thin Man (1934), After the Thin Man (1936), Another Thin Man (1939), Shadow of the Thin Man (1941), The Thin Man Goes Home (1944) , Song of the Thin Man (1947); también series de radio y TV; además de personajes de películas y cómics (todos anteriores a Casariego).
En cuál de estos se habrá inspirado Casariego? Hay alguna mención a Dashiel Hammet en el libro de Pe Cas Cor en que se puede leer «Veo misterios en algunas mujeres y detectives en algunos hombres», frase claramente inspirada en la novela detectivesca de Hammet?
Quizás esta polémica beneficie a los dos: a Bunbury porque ayudará a vender su nuevo disco y a los herederos de Pedro Casariego porque quizás a alguien se le ocurra comprar un libro suyo para comprobar el «supuesto plagio».
Actualización: Comunicado de respuesta de Bunbury a las acusaciones de plagio:
Antes de nada, una puntualización: No me defiendo de una acusación de plagio. Primero, por que no se me acusa, se me señala en diferentes medios de comunicación. Una acusación debería ser interpuesta ante tribunales pertinentes. Segundo, un plagio, es algo perfectamente legislado por leyes interpuestas por órganos de gestión como SGAE y demás defensores de los derechos intelectuales. Existen pautas que determinan claramente dónde existe y dónde no.
Ante las inadecuadas palabras escritas contra mi persona y mi trabajo los últimos días, me he visto en la necesidad de corresponder con mi punto de vista, que creo, es el de muchos creadores en diferentes ámbitos de la cultura.
Soy consciente del mundo en el que vivimos, y no es la primera vez que, tristemente veo como medios de comunicación se entusiasman ante la noticia de que me bajo de un escenario, después de ignorar (tantas veces) las dos mil que me he subido en mi vida o los más de veinte discos que he publicado; o que se frotan las manos cuando un colega (vuestro, no mío) dice en un artículo, que dicen que alguien oyó. Triste, pero cierto.
No voy a negar que haya utilizado dos frases de Casariego (grandísimo poeta, por cierto) extraídas de dos poemarios. Igual que utilizo mi libreta para apuntar comentarios realizados a altas horas de la noche, frases de Humphrey Bogart en películas de cine negro, extractos de la sección de sucesos, titulares simpáticos de periódicos económicos, conversaciones privadas o panfletos publicitarios.
A lo largo de la historia de la música popular, grandes y desconocidos escritores de canciones han realizado prácticas similares recogiendo frases de canciones tradicionales y realizando nuevas y muy diferentes creaciones. El folk, el blues, el country esta impregnado de esa costumbre y nos han dado placer para nuestros oídos a lo largo de los últimos cien años. Posteriormente, artistas como (y me parece mal citarlos, pero hay libros enteros dedicados a señalar de dónde vienen sus mejores canciones) Dylan, Cohen, Lennon, Van Morrison, han utilizado libros sagrados como la Biblia, la Kábala, el I Ching, el Tao Te king, o a poetas incuestionables como T.S. Elliot, Dylan Thomas, Edgar Allan Poe, Shakespeare…, o la prensa diaria para contarnos sus inquietudes y crear sus canciones.
Supongo que muchos de los que han escrito y divulgado las acusaciones ni han escuchado El hombre delgado que no flaqueará jamás, ni han leído a Casariego. Si me equivoco, sinceramente, no lo entiendo: La canción dura siete minutos, tiene seis largas estrofas y dos estribillos (sobra decir que tiene acordes y melodía). Dos frases no hacen un plagio. Pregunten. Si alguien está convencido de que no es como aquí afirmo, nos vemos en los tribunales. Mientras tanto espero que si tienen algo que publicar en torno a este tema, sean estas líneas, y no: dicen, que dice, que oyó.
Insisto en que el plagio, es una palabra perfectamente definida por el diccionario y marcada en sus límites por la ley. Espero que no se use esa palabra de forma aleatoria, ni al tún tún. Al igual que, en este caso, la realidad os joda una buena noticia».
Enrique Bunbury, Madrid, 09.09.08